Intervenir como moderador en unas Jornadas sobre los Moriscos Valencianos, en el cuarto centenario de su expulsión de la Península Ibérica, tiene para mí unas connotaciones singulares. En primer lugar porque contamos con la presencia del profesor Abdeljelil Temimi, alma y acción de la Fundación Temimi, qué es sin duda uno de los grandes referentes en el estudio de la expulsión y diáspora de los moriscos valencianos. Gracias al profesor Temimi algunos tópicos, como el desencuentro y estratificación de los expulsos en el norte africano, fueron superados y pudimos reconstruir el mapa de la dispersión más allá del Magreb y aún de África.
Me permitirán sin embargo que me remita igualmente a la influencia que el mundo y paisaje morisco han ejercido en mí. Natural de una ciudad, entrada de la Sierra de Espadán, los modos y vida de quienes fueron habitadores de este espacio durante siglos están tan presentes como mi propia génesis familiar.
Fueron sin duda los moriscos del Espadán quines más y mejor influyeron sobre el entorno probablemente porque la geografía y su autonomía, hasta bien entrado el siglo XVI, les permitió una capacidad de influencia sobre el territorio como en pocos lugares de Sarq al-Andalus. No sólo un urbanismo, aún vigente, también unas producciones, unas costumbres y unas expresiones me son tan familiares y próximas como las anécdotas que me contaba mi padre sobre sus antepasados cristianos.
La situación de los moriscos, especialmente del Espadán tras la legislación restrictiva de Carlos I hasta su expulsión, es sinónimo de atentado de lesa humanidad y una página de la historia aún no satisfecha jurídicamente.
Por eso, y por tantas razones más, permítanme hoy exigir la recuperación de la memoria y de la ciudadanía de aquellos y sus descendientes que son mis compatriotas y raíz a la que me siento indubitablemente vinculado. En tanto ellos no sean repuestos seré un ciudadano mediatizado y parcialmente minusválido, porque me falta una parte trascendente de la historia de mí país y de aquellos que propiciaron tantas y tantas realidades que son esencia de mi ser.
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