2. Formas, ornamentos exteriores, lemas o filacterias
2.a. Formas
Las CC.AA. españolas admiten distintas formas del escudo. Catalunya por ejemplo ha impuesto el losange, como indicábamos anteriormente, en todos los escudos tanto de municipios como de entidades locales menores. En la Comunitat Valenciana se recomienda el cuadrilongo redondo o ibérico, aunque se propicia en las ciudades de realengo el losange dada su tradición. En las diputaciones se admite el cuadrilongo con punta, en las entidades locales menores el cuadrilongo redondo pero sin timbre y en las mancomunidades el de ojiva también sin timbre:
Escudos en losange
Escudos de Agullent y Alzira
Pero no es extraño encontrarnos con escudos cuadrilongos con punta
Escudos de La Romana y Sta. Magdalena de Polpís
También podemos, ocasionalmente, contemplar escudos ovalados
Escudos de Alcoi y Elx
Estas dos últimas alteraciones de la regla general se deben a que son escudos aprobados con anterioridad a la transferencia de competencias a las comunidades autónomas o que se trata de escudos de inmemorial (vd. Anexo 3) y, consecuentemente, de imposible alteración en los cuarteles y con una cierta flexibilidad en las formas. Aunque lo trascendente son los cuarteles ya que las formas son consecuencia de las modas o tendencias estéticas de la época 1 .La tradición de ciertas formas avala tales formatos especialmente cuando han sido visualizados durante largos períodos y la ciudadanía asume como permanente lo que sólo responde a una modalidad temporal. A pesar de ello en ocasiones los escudos de inmemorial se adaptan a las reglas generales obviando las formas antiguas. Un caso ejemplar es el de Onda de cuyo escudo inmemorial conocemos formatos en triángulo, ovalado y adaptado al cuadrilongo redondo que es el oficial actualmente:
Escudo de Onda antiguo y moderno
2.b. Adornos y filacterias.
Una de las polémicas puntuales, cuando de aprobar un escudo se trata, responde al intento municipal, popular, de adornarlo con ornamentos exteriores, lemas o filacterias. Evidentemente tales aditamentos en muy raras ocasiones forman parte del contenido histórico del propio escudo, habitualmente se trata de adiciones correspondientes al tipo de diseño en un determinado momento y siempre en función de la estética de la época. Así en el siglo XIX, y también a principios del XX, esa especie de pergamino barroco que solía incorporarse carece de aval heráldico aunque la tradición popular, en ocasiones, lo considera adecuado. Sin embargo, en contadas ocasiones, estos elementos sí son heráldicamente relevantes, por ejemplo la doble L L en el escudo de la ciudad de València o el escudo de inmemorial de Ibi.
3. Banderas y estandartes
La legislación valenciana, toda la española en general, suele ser más flexible y permisiva en cuanto a banderas y estandartes que respecto a los escudos. En cualquier caso la existencia de una enseña de inmemorial o de larga tradición avala su uso sin alteraciones.
Las banderas y estandartes se fundamentarán principalmente en los colores y elementos más representativos del escudo, procurando evitar que aparezca el mismo en aquellos.
Banderas de Benafer y Sant Joan de Moró
Las poblaciones con banderas de inmemorial podrán seguir con su uso sin necesidad de atenerse a los dictados anteriores.
Banderas de Xàtiva y Onda
Pero también aquí las controversias suelen abundar. En el caso concreto valenciano, como ya indicábamos en los escudos, por la tendencia a usar los cuatro palos de gules por parte de poblaciones de señorío. Evidentemente las ciudades de realengo tienen la posibilidad y todo el derecho a hacer uso del emblema real en sus señeras pero es discutible que un municipio que no lo fuera pueda incluir los palos. Sin embargo en los primeros años de competencia autonómica, también en la etapa de competencia estatal, se propició el uso, y abuso, de banderas con los distintivos reales 2 aunque posteriormente no se permite tal uso. Sólo aquellas poblaciones que fueron reales lo pueden en sus banderas, como es el de Villanueva de Castellón:
Sin embargo las autorizaciones estatales o primeras autonómicas han propiciado bastantes casos de poblaciones de señorío con bandera real:
A pesar que la mayor parte de las banderas son de proporciones 3-2 (3 de largo por 2 de ancho) la tradición valenciana admite otras formas y felizmente entre ellas la bandera abocelada (recuérdese el propio Penó de la conquista):
Como puede comprobarse por los ejemplos anteriores la abocelada presenta dos modelos semejantes pero divergentes. Ello se debe a que son resoluciones del primer período autonómico en el que aún existían discrepancias 3 .
Igualmente ahora, tal y como exige la reglamentación, no podrá figurar el escudo en la bandera aunque sí los elementos del mismo, tal como señalábamos anteriormente. O sea y a pesar de los ejemplos aportados anteriores al Decreto de 1994, los elementos del escudo sólo podrán incorporarse a la bandera pero no el escudo como conjunto.
Si la legislación sobre banderas no es tan rígida como la de los escudos, aún más laxa es en lo referente a los estandartes. Aunque el decreto valenciano, ya mencionado, remite a los artículos correspondientes y relativos a banderas permite una interpretación estética más moderna y unas telas menos tradicionales.
Bandera y estandarte de Fuenterrobles
No debemos silenciar la importancia que en cuanto a los colores tradicionales de las banderas valencianas aportan las antiguas cofradías, esencialmente las medievales. Es conocida la trascendencia de las cofradías medievales en la vida diaria de pueblos y ciudades. Algunos autores las equiparan a la seguridad social actual. Sin duda la solidaridad de los cofrades permitía unas ayudas y aportes que se asemejan a algunas de las prestaciones de los servicios sociales que ahora prestan las administraciones públicas. Sus banderas y pendones no sólo distinguían unas de otras sino que en ocasiones se convirtieron en referentes municipales o religiosos de toda una comunidad. Las cofradías de la Sangre o de santos mártires propiciaron que el color rojo llegase a ser la tela habitual en muchas poblaciones y se convirtiese en color básico del símbolo 4. También el azul virginal se traslada de la asociación religiosa mariana a varios estandartes municipales.
Banderas de Chodos y de Zorita del Maestrazgo
Banderas de Alfahuir y Aielo de Malferit
Conclusión
La transferencia a las Comunidades autónomas de las competencias de representación simbólica de los municipios ha generado un interés considerable no solamente entre los estudiosos sino, lo que es más importante, de los propios gobiernos locales que han acentuado su propósito para que sus signos heráldicos pierdan el sentido uniforme y unitario (en el supuesto de no contar con escudo o bandera de inmemorial) de las disposiciones del siglo XIX para dotarse de representatividades privativas.
Pero no siempre los nuevos símbolos o las adaptaciones han sido felices. En ocasiones la vulneración heráldica y, por qué no señalarlo, un chovinismo localista en exceso han engendrado situaciones cuanto menos polémicas.
La colaboración de especialistas (heraldistas, arquitectos 5 , historiadores, diseñadores, grafistas, 6 ……) se nos antoja imprescindible para el propósito renovado, ansiado con pasión ocasionalmente, de los municipios para dotarse eficaz y acertadamente de insignias y blasones.
Anexo núm. 1
Algunos informes emitidos por la Real Academia de la Historia:
- Burjasot
- Benifairó de Valldigna
- Catarrosa
- Caudete de las Fuentes
Anexo núm. 2
Decreto 116/1994, de 21 de junio, del Gobierno Valenciano, por el que se regulan los símbolos, tratamientos y honores de las entidades locales de la Comunidad Valenciana.
Anexo núm. 3
Decreto 157/2000, de 17 de octubre, del Gobierno Valenciano, por el que se regula la rehabilitación de escudos y banderas municipales históricos de uso inmemorial.
Notes:
- Podemos ver a lo largo de la historia de la heráldica municipal valenciana escudos con formato triangular, en losange, ovalados, cuadrados, cuadrilongos redondos y cuadrilongos con punta, etc. ↩
- En Catalunya se obligó a que todas las banderas municipales incorporasen la señera real. ↩
- Obsérvese igualmente que tanto Betxí como La Vall de Gallinera no son ciudades de realengo y por tanto actualmente no se les autorizaría hacer uso de las barras reales de la Corona aragonesa ni de la forma abocelada. ↩
- Las famosas peregrinaciones de las comarcas del norte de Castellón (les Useres, Catí, Portell de Morella,….) aún enarbolan sus rojos estandartes como símbolo y también señal-aviso de las romerías. ↩
- La cantidad de elementos arquitectónicos en la heráldica (y a la inversa, recuérdese el léxico arquitectura-heráldica en casos como el lambel) es tal que resulta imprescindible una colaboración de especialistas en historia de la arquitecta. ↩
- El conocimiento de la gama pantone en los colores heráldicos es primordial. ↩
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